martes, 23 de septiembre de 2014

LA VIDA CAMBIA

Es curioso como una palabra puede cambiar tu vida en un instante.

Aquel “Hola” de David removió el mundo de Belén como nunca nada antes lo había hecho.

Se conocieron el primer día de instituto, ambos fueron la primera persona que se cruzó el otro. Ese día comenzaban una nueva etapa y, con el temor propio e cualquier comienzo, sintieron que podían confiar el uno en el otro.

Y no se equivocaron, David y Belén fueron, el uno para el otro, el primer amigo que hicieron en el centro. Se contaban sus planes, alegrías, sufrimientos e, incluso, amoríos. Eran un hombro sobre el que llorar y la mejor compañía posible en los momentos de alegría, pero toda etapa tiene su fin. El ciclo debe continuar y ellos emprenderían nuevos caminos. Debían seguir madurando, adquiriendo experiencias que les convirtieran en los adultos que son hoy, y esos caminos divergían sin remedio.

Durante años vivieron sin saber el uno del otro, al comienzo de su distanciamiento se cruzaron un par de veces por la calle, pero se limitaron a hacerse un leve movimiento de cabeza, ya no compartían su tiempo.

Hasta que un día se encontraron en una cafetería. Belén iba con sus compañeros de trabajo y, casualidades de la vida, David era a migo de ellos desde sus años universitarios.


Cuando sus miradas se cruzaron una sonrisa se dibujo en sus caras y de la boda de David se desprendió un eufórico “Hola” acompañado de dos besos para Belén. En ese justo momento el mundo se paró para ambos y, aún hoy, sigue parado.

martes, 2 de septiembre de 2014

TARDES DE VERANO

Una tarde de domingo un grupo de amigos, que sólo lograba reunirse al completo en verano, puesto que cada uno había tomado caminos  diferentes al comenzar a trabajar, pero todos se negaban a dejar morir esa amistad que fraguaron en sus años de instituto, mientras el mundo les decía que no duraría eternamente, que cuando se alejaran unos de otros la amistad llegaría a su fin, decidieron pasarla junto. Ellos consiguieron que no fuera así, que el mundo se equivocara y esa amistad nunca muriera.

Esa tarde decidieron salir a pasear con el barco, como único testigo de sus conversaciones la luz del sol que brillaba con fuerza en el cielo azul. Mientras la tierra firme se hacía cada vez más pequeña la creatividad de la pandilla iba creciendo y sus conversaciones variaban de la cotidianidad de sus vidas, con sus trabajos y vida diaria bien explicado anteriormente, a lo que les gustaría llegar a hacer alguna vez en la vida.

Se imaginaron surcando los mares con ese mismo barco en el que estaban ahora. Que recorrerían el mundo en 360 días como Willy Fog en la gran historia que acompañó a sus sueños de infancia. Que perseguirían sus sueños sin ningún temor y así el aburrido contable de una importante multinacional podría dedicarse a escribir las novelas que siempre soñó editar, el ama de casa cargada de niños de los que no se arrepentía ni lo más mínimo lograría ser una gran actriz de Hollywood. O el solterón del grupo, que dejó escapar al amor de su vida por creer que ella merecía algo mejor, se impediría a sí mismo dejarla marchar aquella lluviosa tarde de enero sin su compañía.


Las tarde de verano, entre amigos, siempre les hacían soñar.