-Tú quieres volver a verme vestido de bombera.
Con esas palabras empezó su historia. Se conocían desde
hacía un par de años, pero la vida se había empeñado en acercarlos desde el
mismo momento en el que nacieron. Habían compartido momentos únicos sin saber
quién era la persona que estaba a su lado.
Esa noche, mientras esperaban el fin de fiestas de su
pequeño pueblo, Claudia sostenía una peluca que uno de sus mejores amigos se
había quitado para subir al escenario sin parecer demasiado ridículo. Ir vestido
con un diminuto traje de lentejuelas ya era suficientemente llamativo como para
acompañarlo también por una peluca rubia y una flor roja.
Claudia se empezaba a aburrir de ser el perchero de Stan y,
sintiéndose observada por quien ocupaba un par de filas anteriores le dijo
mientras intentaba colocar la peluca en su cabeza:
-Ahí queda muy bien -y le sacaba la lengua.
Su respuesta la dejó desarmada. Intentaba recordar en qué
momento lo había visto disfrazado de bombera, pero esa imagen no volvía a su
cabeza y, tras devolver su brazo izquierdo a su posición inicial le preguntó a
una de sus mejores amigas:
-¿Cuándo he visto yo a esté vestido de bombera?
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